EL
VELORIO IMAGINARIO
"En cierta oportunidad un
señor de nombre Antonio Espinoza fue a visitar a una amiga suya. En el trayecto
por lo callejones de Pampa Morán, se le presentó de pronto un grupo de gente enlutada, y los
cuales velaban un muerto que estaba ubicado en medio del callejón. El
transeúnte se paró de pronto y también participó de las meditaciones de los
volantes, luego siguió su camino; en su
recorrido le acompañaba su perrito llamado cañita, el cual empezó a aullar,
pero el duelo ni caso le hizo. Cuando llegó a su destino, contó lo sucedido en
el camino y pensó que volvería a la otra noche para acompañar a los deudos.
Así lo hizo, fue al lugar y no
encontró nada ni nadie, por más que preguntó por los alrededores no sabían de
ningún muerto reciente.
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